RELATOS DE baile
Las historias que me contaron los portadores de tradición.
La edad no importaba tanto para salir a bailar
A los 13 años yo andaba en todas partes bailando, antes no se prohibía tanto. Yo llegaba a las fiestas y me ponía a bailar Twist. En las fiestas en Palmares, yo recuerdo, había una señora que murió hace mucho: Cecilia Araya, de una familia muy conocida ahí. Yo me llegaba y esa tal "Chila" era ¡juum! y yo llegaba y me ponía a bailar Twist con la finada "Chila", y era ruedón de gente por todo el salón.
- Carlos Sánchez
Kalúa
Nosotros íbamos a ver a “Kalúa” a todo lado, yo me acuerdo una vez Kalúa estaba cantando en San Luis (cerca de San Jorge) pero el salón era pequeño, entonces ella estaba parada así, yo me le pare como al metro de distancia, yo me le quedaba viendo porque era muy bonita ella y ella se quedaba viendo seguro decía "¿qué le pasará a este señor, por qué me verá tanto?"
- Manuel Fernández
Ley de la vagancia
La ley de la vagancia establecía que las personas que eran mayor de edad no tenían por qué estar en la calle en ciertas horas del día, sino que tenían que estar trabajando. Así que si usted andaba ahí haciendo nada, lo agarraban y le pedían la cédula y esas cosas; pero además se la aplicaban a personas que tenían trabajos, entre comillas, que eran inmorales para la sociedad: las prostitutas, eran el grupo de personas a quienes se le aplicaban directamente. Niños de la calle también y mendigos.
Uno de los artículos de la ley decía que la policía puede desarrollar estrategias para controlar los espacios donde este tipo de personas se reúnen, uno de esos espacios eran los salones de baile, entonces los policías les hacían la enredada y se los llevaban; sin embargo después la mezclaron con otra ley que era la ley de psicotrópicos, si los encontraban aunque fuera con una tocola de marihuana, iban para la cárcel 3 meses. En esa época toda la población de jóvenes fumaba marihuana, esa era la moda, o sea inclusive la clase alta cuando iba a bailar también fumaba marihuana y todo eso, no obstante a ellos no se la aplicaban.
- Eric Madrigal
Entonces mi papá sabía 3 canciones y yo una, con eso eran 4.
Lo más interesante era que los músicos de esa época no sabían muchas piezas, pero nacían con el don de la música, ellos podían hacer música instrumental. Mi papá lo que se sabía eran 3 piezas, y a él lo llevaban a amenizar bailes, eventos de novios y con esas 3 piezas bailaban 2 o 3 horas, se terminaban y las volvían a repetir.
Es interesante porque uno cuenta eso y el que no vivió en esa época no se lo cree. Yo me acuerdo cuando yo aprendí la primer pieza, mi papá contentísimo porque yo iba a ayudarle a realizar fiestas, entonces mi papá sabía 3, yo una y ya eran 4. Pero en realidad nadie echaba de ver nada, no había el conocimiento de música, los que tocaban ciertos instrumentos tampoco tenían conocimiento de música.
- Rafael Salas
Músicos de ahora
Hay una cuestión que yo me he puesto a ver, por ejemplo en los colegios le enseñan música y hacen grupos, esos grupos casi me atrevo a apostar que no pueden hacer una canción, lo único que ellos hacen es tocar una pieza pero es copiada, no es que ellos la inventaron, no pueden. Es diferente por ejemplo en el caso mío, en algunas ocasiones yo me afrentaba con algunos profesionales a la música y se nota la diferencia donde mejor quítese usted de ahí porque no se puede, y en realidad ellos no pueden porque van acople con todos los detalles de la música y nosotros no, no es necesario hacer tantos acoples.
- Rafael Salas
Creencias del baile
Yo no bailaba, pero no por eso yo no dejaba de tirarme mis rollos, cuando había baile donde los vecinos de nosotros, un matrimonio o así, yo me asomaba desde el cafetal de mi papá (en el lomillo). Entonces yo me asomaba por ahí, como toda chiquilla que quiere chismear. Y un día me pescó mi mamá y me dice “¿usted no sabe que peca más el que está viendo que el que está bailando?”.
- Claudia Hernández
No puede ser que yo que baile así
Yo la primer pieza la bailé cuando tenía 18 años. Yo tengo 72 ahora, antes uno era más tímido y le daba vergüenza todo, pero una vez me fui a San Josecito y había un carajo bailando feísimo y me digo yo “no puede ser que yo que baile así”. Me decían unas primas “diay William, ¿pero no va a bailar?”. Nunca se me olvida la primer vez que baile, a los 18 años.
- Don William
Baile del peseteado
Iban 2 personas pasando un mecate mientras la gente bailaba, uno con un extremo por un lado y el otro por el otro lado. Los bailarines cuando le pasaban el mecate por encima daban la peseta, ya la tenían lista en la bolsa. Cada pieza valía una peseta, así no se pagaba cuota de entrada, sino que se recolectaba la peseta para pagar la música.
- Don William
Yo canto por mis padres
Mi papá cantaba cuando estaba lloviendo, yo me aprendía las canciones y le hacía las segundas voces, y él me miraba y sonreía. Mi mamá también cantaba muy bonito, cuando venían los misioneros de otros países les cantábamos, en las misas de 6 de la tarde cantábamos también. Yo cantaba hasta que me dolía la yugular de cantar todas esas canciones de Dios, mi mamá canta muy bonito.
- Eliseo Ovares
Yo me fui para el baile y me la topé.
A mí me gustaba ella un tirillo verdad, y en ese tiempo, había un reinado ahí en Fortuna, entonces yo apenas llegue, como a mi me gustaba ella, que era candidata del Abanico, a ella la buscaron, entonces yo me fui para el baile y claro me la tope en el baile (...) yo ya iba cumplir los 29 en ese tiempo, porque cuando yo me case yo tenía los 29, y ella tenía apenas 16, y resulta que ahí como que nos hicimos novios pero el suegro era muy bravillo, muy celoso y él no la quería dejar, tenía razón porque ella estaba muy jovencita, pero diay seguro lo que conviene verdad, yo comencé a necear y necear, iba al abanico a marcar. Primero yo comencé como amigos verdad, así llegaba y la dejaba y yo me venía, pero había un saloncillo en el Abanico, y había rocola, entonces ya yo me iba y le echaba pesetas a la rocola y ya bailábamos ahí. Resulta que ya lo último el suegro dijo que sí pero no sé, me puso algunas reglas ahí, vieras. Bueno, está bien, que hasta las 8 nada más, pero a mí me gustaba mucho el baile y en veces yo llegaba a las 7 de la noche y ella esperándome ahí, en veces yo me la encontraba en el salón y me ponía a bailar, pero a mí me encantaba tanto el baile, llegaba a las 6 de la tarde y me quedaba bailando en el salón con otras ahí y a las 7 me venía y ella se ponía bravísima, entonces después ya el suegro se ponía molesto porque ya no eran las 8 si no yo venía a las 9, cogía una 1 hora más. Y ya después no eran las 9 si no las 9:30.
(...) Yo tuve que llegar a pedir visita y eso, porque en ese tiempo se pedía visita y una candela para estar conversando uno con la novia y en veces una cuñada que no se despegaba, ahí dando vueltas, que le ponían un espía a uno, vez. En ese tiempo era más complicadillo en cuestión de la relación, no es como ahora, que ahora es común y corriente, ahora los tiempos han cambiado demasiado, más bien usted tiene que pedirles visita a los suegros de los novios.
Hay un chile bonito de un carajo que iba a pedir la mano de una muchacha y le decía el otro no la mano yo no se la doy, como le voy a cortar la mano, yo se la doy toda entera pero la mano no.
- Don William
¡Chombo, me están tocando!
Algunas veces llegaban los maleantes al baile y como todo estaba alumbrado con candelas, las apagaban para hacer la maldad. Así que uno se quedaba a oscuras ahí. Las mujeres con miedo gritaban y por allá una vez sonó una muchacha diciendo ¡Chombo, me están tocando!” Y le respondió Chombo allá por una esquina “¿Quién?”, a lo que ella le respondió “¡yo sé pero no digo!”. Es una bonita anécdota que yo tengo de esa pareja que siempre bailaban juntos.
- Don William
Bueno, ¿¡me da segunda o qué!?
También cuando se bailaba, y uno estaba bailando con alguna muchacha, llegaba un amigo y decía “William, ¿me da segunda?”, entonces uno le daba y el muchacho seguía bailando. Pedir segunda, tradición que se ha perdido. También se armaban pleitos, de no dejar bailar a la muchacha con nadie. Se peleaban porque alguno no le daba segunda al otro, y el otro le preguntaba “bueno, ¿me da segunda o qué?” y así se armaba el pleito.
- Don William
De mazurcas y tabaco
Una vez me sacó una señora en Candelaria de Naranjo que yo amaba mucho. Ella me quería mucho también, porque yo sembraba tabaco y ella fumaba mucho cigarrillo, entonces cuando yo sacaba el tabaco yo le regalaba un yerro de tabaco y los tostaba y los molía y los echaba a un tarro para fumar todo el año y no tenía que comprarlo, entonces me quería mucho. Yo iba a cantar con un nieto de ella, y resulta que me dice venga para que bailemos una mazurca, yo la voy a cantar y usted va a bailar conmigo. ¡Hasta que sacaban chispas mis pobres rodillas! Vieras que ella lo bailaba ¡lindísimo! Ella se murió, se llamaba Iluminada. Ella quería verme antes de morirse pero yo no pude ir. La Mazurca ella la tarareaba, ella la bailaba. Ella quería enseñarme a bailar la mazurca.
- Eliseo Ovares



Andanzas
Cuando yo me vine para La Fortuna tenía 15 años y ahora tengo 74, Empecé a bailar de los años 50 en adelante. Mi papá decía que uno no tenía que bailar, porque los vagabundos que se salían a bailar, en otras palabras, eran las prostitutas, y las señoritas no hacían eso, ni se pintaban, ni se cortaban el cabello, ni bailaban, ni usaban ropa tallada ni pantalones ni nada de eso. Enaguas sí, incluso antitos de la rodilla pero voladitas, mi papá si nos dejaba usar la enagua así, a él no le gustaba la ropa larga. Y bueno, entonces yo para aprender a bailar me agarraba de una silla y así aprendí, lo que yo sé bailar lo aprendí con una silla.
Recién llegada aquí, cuando vivía en Cuidad Quesada, yo iba a Los Horcones, y más antes de eso iba a un salón que se llamaba Los Oasis, también iba a Aguas Zarcas, a Los Mineros, por todos esos lados andaba. Y en esa época lo que bailábamos era merengue suelto y cumbia. Solo lo que era bolero y paso doble se bailaba junto con la pareja. No existía el pirateado, pero con el tiempo uno tiene que irse poniendo al día. Mi papá contaba que ellos bailaban mazurca pero yo de eso sí que no sé.
Me gusta tanto el baile que hasta bailé 4 años con el grupo de Marielos Gonzales, en Ciudad Quesada, un grupo de danza folclórica de adultos mayores.
- Josefa Murillo “Doña Chepita"
¿Me da segunda?
¡Ah bueno! Y también se daba lo que era segunda, había segunda y tercera. Por ejemplo, yo iba bailando con una muchacha y llegaba un amigo y me decía “dame segundita”, llegaba el otro que sabía que tenía segunda y decía “dame tercerita”. Era normal para bailar la siguiente canción con la muchacha. En ocasiones habían tipos que tenían problemas con esto y hasta se peleaban
- Rafael Salas
Mi primer canción
Yo la música prácticamente la traía en la sangre, porque mi papá a mí no me enseñó a tocar. Más bien me negó el instrumento, porque antes los viejitos eran que ellos tenían un instrumento y era de ellos nada más. Pero mi papá la dejaba ahí en la cama (la concertina), en la mesa, ahora entiendo por qué la dejaba ahí.
En ocasiones yo oía una pieza en alguna parte, antes estaba lo que se llamaba “las rockolas”, era un aparato grande con numeraciones, los números indicaban la canción que uno quería, había que echarle 25 céntimos para escuchar una canción, y recuerdo una vez yo creo que tenía unos 12 años, fui a una fiesta en San Ramón en una cantina, entonces llegué y le eché 2 pesetillas, 50 céntimos, para escucharla dos veces. Cuando terminé de escucharla, me fui pa’ la casa.
Para llegar a mi casa no habían vehículos, había que irse uno a pie y era hora y media del centro de San Ramón a mi casa. Cuando llegué empecé a buscar la pieza, y ahí la tengo todavía. Era instrumental, una mazurca. En esa época yo escuchaba una pieza por allá, otro día yo la buscaba en la concertina y la encontraba, habían ocasiones que me levantaba a las 5am y empezaba a buscar la pieza, por ahí de las 6 me decían vamos a trabajar ya y en la tarde venia y otra vez continuaba.
- Rafael Salas
Bailábamos hombre con hombre y mujer con mujer
Eran muy interesantes las fiestas que se hacían antes porque realmente se hacían por alegría, yo me acuerdo que se bailaba hombre con hombre y mujer con mujer. Mis hermanas bailaban ellas, yo bailaba con unos de los hermanos de otro, eso cuando no habían muchachas y no se veía mal
- Rafael Salas

Cuando nos asustaban
Viera que pacho, una vez venía con una amigo, veníamos a pie subiendo la cuestilla antes de llegar a la Y griega, cuando oímos como si vinieran 50 caballos atrás de nosotros y yo me quede congelado, cuando eso nos iba a pasar por encima y yo me tire lo que salieron fue como dos bichillos, eran las brujas, la bruja es así, usted ve apariencias, oye, vieras como sentí el corazón y los dos lo oímos, veníamos de bailar cuando eso y es un susto de la madre y yo tenía que pasar al puro frente al cementerio.
Otra vez, eso fue antes, yo me iba mucho a jugar pool, y yo me iba para la casa como 11 de la noche, y cuando eso yo todavía no me había casado y me dice abuela “a usted un día de estos lo van a venir asustar” y yo como estaba metido en el vicio no le hacía caso. A veces llegaba a la 1 de la mañana y ese día como que presentía yo que me iban asustar, eran las 12 cuando venía por medio camino y cuando yo vi un animal negro grande yo me pensé lo peor y yo ese es el diablo seguro, cuando ese animal llegó a la par mía y echó unos gritos y brincos sentí como si me hubieran tirado un balde de agua, sentí frío pero un primo mío me había dicho que si me asustaban que no corriera entonces yo me agaché y agarré dos piedras, una en cada mano, y seguí caminando y el bicho pasó y pegó esos chillidos, gritos alarmantes, era terrible, nunca había oído un grito tan feo… y seguí caminando con pasos largos solo esas dos veces me han asustado. Una vez salí y eran como las 12 y venía un camión y el ganado se le salió y yo venía arreando el ganado para que no me diera miedo, llegué casi hasta la casa con el montón de ganado, son anécdotas, a veces es bonita la juventud, solo es una vez en la vida, pero sin embargo uno la vida la puede disfrutar con espíritu alegre no se necesita ser tan jovencito.
Un sistema que no estaba bien
Había otro sistema que hasta ahora uno, después de viejo, lo ve que no está bien verdad. Por ejemplo, en mi casa era raro, o sea casi que no podíamos entrar a la cocina mi hermano “va pa’ fuera chuchinga” eso no está bien pero son tradiciones: el hombre en el campo y la mujer en la casa y no está bien, recuerdo una vez que mi mamá me decía “usted debe aprender a cocinar, usted no sabe qué le va a tocar, usted no sabe si su mujer se va enfermar y si usted no sabe cocinar”. Tuve que fajarme aprender a cocinar, tuve que fajarme aprender a barrer, recuerdo la primera vez que cogí la escoba para barrer y cuando llegué al corredor miraba a ver si venía alguien, si iba pasando alguien por la calle ponía la escoba ahí, que nadie me viera, hoy yo digo “no a mí me tienen que ver barriendo para que sirva de ejemplo a otros que son peores todavía”, mire hay cosas en la vida, hay tanto machismo en el mundo que la señora le sirve el almuerzo y resulta que el almuerzo está escaso de sal y le dice un montón de cosas, bueno pero que cuesta ir a traer un poquito de sal que en el mango de la cuchara lo trae uno, eso es una forma de vivir una vida en paz, de hacer el café por ejemplo ¿cuántos hay que no saben hacer café? no cuesta nada en realidad, o hacer arroz (...)
- Rafa

A veces tocaba bailar con mujeres “alegres”.
Mientras estaba con las serenatas de rancheras, si me tocó bailar. Hay mujeres muy alegres, uno esta uniformado y todas esas cosas y estoy cantando un corrido y llega una negra o una blanca, y en intermedio de la canción, nos vamos a bailar unos cuantos pasos de corrido, que son los más alegres.
- Eliseo Ovares
